Las próximas elecciones autonómicas en Andalucía suponen para el Partido Socialista el reto de renovar su compromiso con la ciudadanía en el contexto de un escenario nuevo y complejo de cuya emersión no son ajenos los déficits democráticos generados por la desigualdad, la constricción de derechos y libertades derivados de la aplicación en el ámbito estatal de un severo neoliberalismo económico y un intento de ocultar el malestar ciudadano consecuente con las políticas de empobrecimiento y desamparo social de las clases populares mediante la implementación de un autoritarismo restrictivo de las libertades cívicas.
La mayoría social ha perdido la centralidad política frente a unos marcos valorativos que niegan que los intereses de las clases populares sean el factor de universalidad de los valores del Estado, sino, al contrario, un elemento a marginar como antagonista de los objetivos que deben constituir los pilares de la nación, que no son otros que aquellos que nos hacen iguales, los derechos fundamentales. Para ello, se intenta desde el poder conservador suprimir la lucha política aplicando unas reglas que permitan evitar que el proceso de disensión llegue a ser verdaderamente político. De esta forma, para la mayoría social la alternativa está entonces estrechamente circunscrita entre lo peor y lo menos malo.
El retroceso del Estado social sólo puede tener como corolario el incremento del Estado penal y policial. Se trata, como advertía Herbert Marcuse, de que las decisiones sobre la vida y la muerte, sobre la seguridad personal y nacional se tomen en lugares sobre los que los individuos no tienen control. Es cuestión no solamente de que la desigualdad depaupere a la mayoría social sino que el malestar ciudadano no tenga cobijo creando una apariencia rígida bajo la cual, naturalmente, pugnan los problemas.
Ninguna comunidad española ha padecido históricamente tantos agravios, injusticias y desigualdades como Andalucía aherrojada por los privilegios semifeudales que mantuvieron regímenes autoritarios y que impidieron su desarrollo económico y social a favor de los intereses de unas minorías que acumulaban capital con la explotación de Andalucía y los andaluces en Andalucía y fuera de ella, para invertirlo en otros lugares pues el mantenimiento de sus privilegios demandaban una comunidad atrasada, con salarios de hambre y ausencia de derechos ciudadanos.
El PSOE Andaluz ha demostrado en la última legislatura capacidad de entendimiento con otras fuerzas de izquierdas para alcanzar objetivos que repercutan en el bienestar de los/as andaluces y andaluzas y entendemos que así tiene que seguir siendo, por ello es fundamental para la recuperación del estado del bien estar que esos lazos se intensifiquen, para esto no es necesario perder identidad ideológica, ni siglas, si no buscar el máximo denominador común, que no es otro que darle a la ciudadanía la seguridad política que sus derechos fundamentales no van a ser mermados en favor de intereses económicos, entendemos que se hace necesario por lo tanto poner en marcha un acuerdo de mínimos que de forma a una FEDERACIÓN de IZQUIERDAS, así mismo consideramos que el PSOE-A debe buscar el espacio identitario de una Andalucía federal en relación al resto de Estado español, pero El PSOE como formación política e ideológica independiente, no puede renunciar a gobernar en solitario
Por todo ello, Andalucía debe representar, con el Partido Socialista como irrenunciable instrumento cívico, la recuperación de la centralidad de la soberanía popular a través de los mecanismos históricos y políticos que han contribuido a la configuración de una indeclinable voluntad colectiva de libertad, progreso, justicia e igualdad, incorporando un mayor compromiso con el laicismo, el federalismo y la República, configuradores de una democracia política y social plena, porque la aparición de nuevos niveles de soberanía ciudadana y nuevos procedimientos para tomar las decisiones democráticamente no sólo debe ser posible, sino necesario y urgente. Un reto para el socialismo, un nuevo horizonte para Andalucía y España.
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